lunes, 3 de noviembre de 2008

MUFFINS DE PASTEL DE QUESO CON ZARZAMORAS Y DIA DE MUERTOS.


 
 

vía Seasoning Inside de Paola R. el 2/11/08


Los días han estado ajetreados, por más que he querido escribir antes, por una u otra cosa no he podido.
Hoy me levanté temprano, ayer fué el cumpleaños de mi hermana y mis papás estuvieron por acá, fuimos anoche al festejo, tuve que sacrificarme y comerme tres deliciosos tamales de los que preparó mi ma para la cena, y pensando en mí y en mi dieta, me hizo unos deliciosos de queso panela light y acelgas. La verdad yo andaba cansada, no tenía muchas ganas de desvelarme, pero ya estando ahí con mi familia, a quien hace mucho tiempo no veía, no sentí el cansancio.

Le había prometido a mi hermana llevarle un pastel, así que el sábado a las 4 de la tarde puse manos a la obra, estuve a punto de tirar la toalla, me sentía cansada y no me gusta hacer pasteles cuando ando así porque siempre les ocurre algo... afortunadamente salió rápido, esponjoso y no se bajó, cosa que suele pasar cuando no estoy de buen humor; era de chocolate, lo enviné con licor de amaretto y lo cubrí de un betún de queso crema y el toque final era un baño de ganache de chocolate milky way, chispas de chocolate amargo y de adorno una rosa cubierta de chocolate.
Hice todo rápido, solo que el ganache no se esparció parejo, se comenzó a escurrir y desilusionada llegué con mi pastel a la casa de mi hermana... pasteles sobraron en la mesa, pero el mío afortunadamente fué de los que más gustó.

Hoy me levanté temprano, tenía que poner la comida en el altar de muerto y limpiar y ordenar un poco la cocina y el comedor, ya que mis papás vendrían a casa hoy. Llegaron, mi papá se ocupó arreglándome la lavadora, el pobre terminó todo cansado y hace rato como a las 6 de la tarde, solo echaron las miles de cosas a la camioneta y se fueron. De pronto sentí mucha nostalgia, sentí que quería estar mas tiempo con ellos y que no los había disfrutado hoy, tenemos mucho de no ir a Monclova, planeamos hacerlo la próxima semana, estos días que oscurece más temprano, que el clima es fresco y que se acerca el fin de año son demasiado melancólicos para mí. Son los meses en que de pronto me cae el tiempo encima, que veo que el año se fué rápido y que el tiempo pasa.


El altar de muertos dedicado a mis abuelos, los de Luis, su papá y mi Tequila.


Comimos carne asada, mientras mi papá arreglaba eso, Luis se puso a asar la carne, mientras, me puse a preparar el pico de gallo y el guacamole y los frijoles. Comimos rico, mis hermanas, mis papás y nuestros maridos. Mientras las flamas de las veladoras del altar se mecían en su triste nostalgia, ahora alegres por el festejo, por los tamales, el pan y demás cosas que dispusimos para honrar a nuestros familiares difuntos, y por supuesto la foto del "Tequila" no faltó.


Así pasé éste día de muertos con mi familia disfrutando, honrando y recordando a los que no están. Hoy no hice "calaveras", no me sentía de mucho ánimo. Ahí para el otro año... tal vez.
En su lugar dejo el siguiente relato de las andadas de la Calaca.

No quiso permanecer más de "aquel lado", sabía que en un día los gringos comenzarían sus festejos de Halloween, ya era suficiente ver que allá solo era una entre muchos espantos, no le daban la importancia que tenía, no la miraban con respeto, no la alegraban con coplas, dibujos o canciones. Decidió agarrar su carreta y cansada pero contenta y pensando en los días de fiesta, cruzó la frontera.

Ahora si estoy en mi hogar -dijo- en esta tierra de olor a chile, de dulces tradiciones y donde me cantan hasta canciones. Pasó junto a un charco y se asustó al verse,--tendré que ponerme bien chula, si no no sabré dónde meterme.
Tendré que conseguir un vestido, con estos harapos ni fiesta me van a hacer, tal vez hasta me corran, y yo quiero comer. Si me voy hasta Oaxaca, un huipil de seda tendré, pero lo que hagan en el norte, jamás lo disfrutaré... Esta bien, tengo tiempo, con estos tres días me basta, me voy para Janitzio, y hasta pa volver me alcanza. Allá estaré una noche, entre las velas del lago, comiendo corundas y charales, y en murmullos festejando.
Después me paso a mixquic entre sonidos del viento, con cascabeles y flautas y unos ricos tamales comiendo. Pero la noche es larga, y hace un poco de frío, les quitaré un rebozo de seda, de los que tienden al viento, entre ladridos de perros, y grillos en el silencio, algunas coplas cantando, y hasta tragos de aguardiente bebiendo.
Que delicias de este pueblo, como México no hay dos, aquí si me hacen honores, yo si vuelvo ¡si señor!.

Es hora de que me vaya de regreso allá pal sur, a comer unas naranjas, tortillitas, sal y chile, una carnita guisada y que no falten los frijoles, porque éstos chiapanecos, si que saben adornar, con sus flores amarillas, su aguardiente y su copal. Nomás que con éstos un rato, solo me gusta estar, ya que se la pasan llorando por aquellos que no están.

Me devuelvo yo pa'l norte, sin olvidar los del centro, a mi ponme champurrado y uno que otro pan de muerto. Por aquellos fríos rumbos del centro del país, a mi me gusta tomar mi licorcito de anís.
Entre papeles y velas, miles de colores y cantos, entre flores y ciruelas, yo me voy alegrando.
Reunida toda la gente, desde cada rincón del mapa, con sus sabores diferentes, pero con una misma misión, recordar a sus difuntos y ponerle color al panteón. Desde el mariachi a a la marimba, desde el norte hasta el sur, recorriendo hasta la costa, voy comiendo de a montón.

No se apuren no me enojo, por las coplas que me inventan, por los murales tan monos y por los piropos que avientan. Si yo me divierto a muerte, mirando esas catrinas, que me hacen verme tan buena hasta con mi boa de plumas. De colores esta pintado el vestido que ahora visto, con este me voy hasta el norte, que se enojan si no asisto. Me comeré unas delicias de tamalitos norteños, con frijolitos rancheros y hasta el postre pruebo, unas calabacitas en tacha, unos panecitos de muerto, pero que atacón me estoy dando, no me importa no me siento.

Se está acabando el día, a esperar otro año pa mi festejo, tal vez no me quieran un año, pero el otro me contento. Ni modo así es mi trabajo, ya ni llorar es bueno, mientras me voy en paz, panza llena, corazón contento.

Y así fué como la Calaca, tan huesuda como siempre, desvelada, con resaca, y bien comida, caminó cojeando con los zapatos de tacón en la mano, la boa de plumas arrastrando y las canciones tarareando, mientras sentía que dejaba atrás los olores de copal y zempoazúchitl y con la otra mano, se comía a mordidas un pan de muerto, a su espalda colgaba un morral, lleno de calaveritas de azúcar, tamales, empanadas y un montón de delicias que bien racionadas le durarían tal vez hasta el próximo día de difuntos.


Aquí está mi Catrina que compré en mi luna de miel en Michoacán, en Patzcuaro, la compré en barro, sin colores, y la semana pasada me senté a pintarla, la pobre esperó tanto tiempo pero valió la pena, me encantó.




Mi Catrina, con su vestido rosa mexicano, su sombrero con plumas y su boa de serpiente emplumada.


Ayer mientras el pastel de mi hermana estaba en el horno me dispuse a preparar unos muffins para mi. El viernes encontré en el super unas zarzamoras preciosas y como casi nunca las he usado las compré y me dispuse a checar en qué receta podía utilizarlas.
Me hice los siguientes muffins:

MUFFINS DE PASTEL DE QUESO CON ZARZAMORAS
6 porciones.

1 1/3 tz de harina integral
1/4 tz de aceite
1/2 tz + 3 cuch de azúcar baja en calorías para hornear
1/4 tz de yogurt natural
10 zarzamoras
3 cuch de queso crema light
2 huevos
1 cuch de polvo de hornear
aceite en aerosol sabor mantequilla ( o un poco de mantequilla light)

Un molde para muffins se engrasa con un poco de aceite en aerosol sabor mantequilla. En un bol, se pone la harina, el polvo de hornear y 1/2 tz. de azúcar, se mezcla todo bien; se hace un hueco en el centro y se agregan en éste los huevos, el aceite, el yogurt previamente mezclado con 4 zarzamoras hechas puré. Se incorpora todo, se pone una parte de la mezcla en los moldes para muffiin, luego se divide el queso crema entre las porciones y se le agrega una zarzamora por muffin. Se cubre con el resto de la masa y se hornea por 30 minutos a 180ºC o hasta que los panquecitos estén ligeramente dorados por encima. Se sacan del horno, se dejan enfriar y se les espolvorea con el resto del azúcar previamente pulverizada en la licuadora.


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