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Por Daniel Granatta
e-mail dani.granatta@gmail.com
twitter @danigranatta
Hace una semana, Álvaro publicó una magnífica columna respecto a la polémica desatada por el uso de Twitter para informar acerca de dónde hay controles de alcohol por parte de las autoridades, entonces rememoré cómo hace unos años un periódico en España (de ideología radicalmente opuesta a la del gobierno en curso) informaba en dónde estaban los radares de control de velocidad en las carreteras de España, el mismo día en que comenzaba cualquier tipo de vacaciones, en lo que se suele denominar Operación Salida cuando comienzan y todo el mundo va, u Operación Retorno, cuando todo el mundo regresa.
Claro, la analogía es similar por el hecho de poder acceder a un feed de información donde se puede encontrar ese tipo de información y la polémica se desata, de forma equivocada, creo yo. ¿Quién es el responsable? ¿El que publica o el que inconscientemente circula en estado de ebriedad? Es sólo éste último el que puede ocasionar un accidente, una persona. Porque al final, todo esto de la vida 2.0 etc. etc. de lo que trata es de ofrecer herramientas y oportunidades a la gente, pero somos nosotros, usuarios, los que deciden si utilizarlas o no. A grosso modo: No porque exista una ley de divorcio todo el mundo se divorcia.
De modo que tan polémico puede ser lo de los alcoholímetros (y bien debatido en la columna citada) que a mucha gente le entra la vena legisladora para intentar controlar lo que en la red se publica, sin percatarse de la gran oportunidad que estas herramientas proporcionan cuando fuera de toda la bruma uno le saca la utilidad. En la misma semana, sigilosamente, una cuenta de nombre @asaltosdf comenzó a funcionar con la publicación minuciosa de todos aquellos asaltos que en la Ciudad de México ocurren, lo que proporciona que alguien de la Policía se esmere al visualizar sobre un mapa la información (les recomiendo leer algo de Edward Tufte, una maravillosa herramienta acerca de qué zonas necesitan acción urgente con respecto a la seguridad de los que por ellas pasan. De nuevo, y con una vuelta al argumento, si decido meterme a una colonia en la que hay reportados treinta asaltos en los dos últimos días y me asaltan, quién tiene más responsabilidad aparte de los asaltantes, ¿quien me avisó o… yo por meterme?
Fuera del tema, pero conectado con él, está el hecho de que hace aproximadamente un par de semanas comencé a responder preguntas en mi cuenta de Formspring. Ya saben cómo funciona y si no, yo se lo cuento: Uno abre una cuenta, el resto de usuarios puede enviar preguntas de todo tipo, firmadas o de forma anónima y cada respuesta que uno da se puede compartir en Twitter o Facebook lo que amplía el contexto de vida de Formspring mismo. La herramienta no es tan interesante, quizá, pero resulta útil en las dos vías, sobre todo para el preguntado, porque algunas preguntas lo ponen a uno a pensar, escribir de forma constante y nos obliga a mantener la cabeza activa para buscar temas de qué hablar como formas de expresarlos, un proceso que al final ayuda a construir una opinión propia sobre todos esos temas. Así, muchas de las preguntas que recibo tienen que ver con Twitter, o en general con las plataformas, que creo no son otra cosa más que un medio para lo que cada cual las quiera utilizar.
Pensé mucho sobre Twitter, eso sí, porque de alguna manera me esforcé en tratar de discernir el porqué y el cómo lo uso y por qué me es de utilidad. Aquí salieron algunas conclusiones al respecto:
- Twitter no son muchas personas, es una sola con una enorme voz multitodo. De esto me dí cuenta cuando hace más de tres años vi un sitio llamado Twittervision, en el que se pueden ver los mensajes que se publican en Twitter localizados geográficamente y en tiempo real, la voz del mundo en tiempo real antes incluso de que existieran los Trend Topics.
- Cada vez que agrego a una persona para seguirla, no la sigo a ella, sino la agrego al magma general de toda la información que genera el resto de la gente a la que sigo.
- No importa que alguien sólo diga estupideces ni se busca sólo seguir a gente de pensamientos muy profundos o que proporcione un sinfín de enlaces interesantes, porque por cada uno de un tipo habrá uno de los otros, de modo que al final el timeline de la gente que sigo en Twitter se convierte no en muchas personas distintas, sino en una sola que trata muy diversos temas.
- Es imposible leer TODA la información que se genera por esa persona-mundo que uno sigue, ya sean tres mil o solo doscientos cincuenta.
- Lo que sí es posible es estar conectado a un feed de mucha información y revisar cada X tiempo los últimos 15-20 posts. Mucha información me la pierdo, sí, pero es frecuente que encuentre enlaces y contenidos valiosos o que en uno de esos escaneos puntuales encuentre Retweets (un usuario que republica en su timeline de mensajes un mensaje de otro usuario).
- Si quiero leer solamente a gente que dice estupideces o sólo a gente que escribe pensamientos filosóficos, tiene Twitter desde hace unos meses una herramienta llamada Listas, que permiten agrupar a usuarios específicos y visualizar sub-timelines de la información específica que generan.
- Desde hace tiempo, me parece que el valor de las herramientas es usarlas en positivo. Desde #internetnecesario, intentar hacer ruido para recuperar una niña robada o denunciar las estupideces que alguien como Esteban Arce puede decir en público (gente así sí que es peligrosa y no lo de los alcoholímetros) se demuestra que la voz de mucha gente unida es mayor que la de mucha gente por separado.
- Estar en Twitter no es estar conscientemente conectado y enfocado a la aplicación que uno utilice para visualizar los mensajes, sino el revisar un feed de información que publica tan constantemente como pudieran hacerlo las máquinas que publicaban teletipos hace quince años. Por eso es erróneo decir de alguien que "pasa mucho tiempo en Twitter", porque Twitter no es ningún lugar físico pese a que tenga un homepage, y quien así lo exprese necesita urgentemente un tutorial. Cada cual elige el grado de frecuencia con la que revisa su feed. Puede ser cada dos minutos, o también puede ser cada hora, no hay más medida que la que uno se quiera colocar.
Y así, día tras día, encuentro mucha, muchísima información. Quizá porque me gusta la información y verla tanto por separado como en un contexto conjunto. No sólo para saber dónde hay alcoholímetros. Que al final, si es para saber dónde están, si no es en Twitter porque algún "enterado" consiga regular su uso en México, encontraré la información en otro sitio, por ejemplo, por teléfono y mensajes de texto, ¿van a regular también el uso de los teléfonos celulares?
Porque, como comentaba yo mismo en la columna de Álvaro que da inicio a esta otra, el uso que hace la gente de las herramientas siempre estuvo por delante de aquellos que quieren regularlas. Cualquier medida represora es estúpida, desinformada y, sobre todo, desubicada del mundo en que vivimos, que es demasiado grande, complejo e interconectado como para intentar ponerle freno, así que mejor pensemos en cómo utilizar las herramientas para lo que realmente las necesitemos, con la esperanza de que tanto sensacionalismo y alboroto mediático se normalice y reconozca su uso, así como y existencia como lo que son, un medio, no un fin.
Por cierto, tengo Formspring, pregúntenme lo que quieran, ando de oferta
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