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La postura del perrito es una de las posturas más rodeadas de controversia y de morbo a la vez. En esta postura la persona que penetra está de rodillas y detrás de la otra, que está apoyada en cuatro puntos: las rodillas y ambas manos.
Se trata de una postura que da mucho juego, debido especialmente a que en el coito permite variar los ángulos y la profundidad. Facilita tanto el coito vaginal, como el anal. Hay mujeres que en esta postura consiguen una estimulación especial en una zona de la vagina conectada internamente al clítoris y que les produce mucho placer.
En cualquier caso, la persona que penetra puede ayudarse de piernas y cadera para marcar el ritmo y la intensidad. También puede efectuar movimientos giratorios con las caderas para aumentar la excitación, puede usar sus manos... De hecho, éstas pueden cumplir una función adicional estimulando el clítoris o la zona perianal.
Algunas parejas heterosexuales cuentan que mientras el hombre penetra a la mujer, con una de sus manos él sostiene un vibrador, con el que le estimula el clítoris a ella. Entre homosexuales es una postura muy popular y muy recurrida.
Otro de los aspectos que suele gustar de esta postura es que la persona que penetra puede inclinarse sobre la espalda de su pareja y besarle el cuello, acariciarle las orejas, los pezones… Otra posibilidad es que quien penetra se ponga en cuclillas y busque de este modo otros ángulos en la penetración. Sin embargo, esto requiere cierta fuerza, flexibilidad y una mejor forma física en general.
Entre los detractores de esta postura están los que opinan que las rodillas pueden cargarse demasiado. No obstante, esto se puede resolver apoyándolas sobre una superficie acolchada y suave, como puede ser una almohada. Pero, quizás una de las principales objeciones para tener coito en esta postura sea que la pareja no puede verse la cara ni besarse en la boca.
Algunas mujeres en consulta han expresado que es una postura en la que a veces se sienten humilladas. Recordemos que en las parejas heterosexuales, la mujer es siempre quien está apoyada en cuatro puntos y si hay sometimiento en otras situaciones, a veces las sensaciones se trasladan a la cama. Para otras mujeres, no es una postura pasiva y la encuentran muy sugerente y placentera, ya que les permite mover las caderas y llevar el ritmo de la cópula. Por tanto, no es una cuestión de sometimiento sino de diversión, comodidad, placer… Lo importante es que nos sintamos a gusto con lo que estamos haciendo y que lo hagamos por libre elección.
Vía|Soitu.es
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